Judd Winick (de quien te hablara en el anterior post de Catwoman - click aquí - ) nos trae la segunda entrega de la felina más popular del Universo DC, esta vez de la mano de Adriana Melo y Guillem March en los dibujos (si bien la primera se aproxima a mi favorito personal Jim Lee en el estilo, el trabajo del español es aun mejor).
La Selina Kyle rediseñada que ya nos presentaran en el número anterior tiene por mal hábito meterse donde no debería, como es usual, siempre en busca de lo ajeno, y cuanto más difícil parezca, mejor. Esto ya le ha granjeado la enemistad de algunos mafiosos y perder a su mejor amiga.
Ahora, para peor, pseudo-enamorada de su nuevo compañero de fechorías, "Sparks", una galancito venteañero que la sigue en sus asaltos a casas ajenas.
Entre sexo e incursiones nocturnas, esta pareja se verá de bruces con un enviado de "La Garra", aquella organización mítica milenaria que supiera ser quien tirara de los hilos de Gotham, y defendiendo a uno de los criminales menos pensados.
También, ya a sabiendas de su lado compasivo presentado en el número 1, vemos su empatía por todos aquellos marginados de la sociedad - como ya aprendimos ella lo fuese -; mendigos y prostitutas encontrarán en Catwoman un defensor sin igual. Es por este lado humano que la señorita Kyle también se verá las caras con un peligroso ser llamado Dollhouse, un psicópata asesino que asola las calles en busca de todo aquel que venda su cuerpo y que nadie echará de menos.
Mientras la historia relacionado a "The Court of Owl" es incidental, más que nada para probar cómo afecta la organización a todos aquellos personajes icónicos de Gotham, la historia de Dollhouse es el meollo del asunto. Y un asunto más digno de Spawn que de Catwoman, muy gore y subido de tono, pero sirve mostrarnos lo sensible que Selina puede llegar a ser, el lado más oscuro de Gotham, y la pasividad de la policía local (cualquier reflejo con la realidad es mera coincidencia).
El arte es muy bueno, sobre todo en los rasgos de la protagonista, aunque puede ser dispar,
Vale la pena la lectura, aunque sería bueno arrancar por el volumen 1, si bien no es imprescindible.
La Selina Kyle rediseñada que ya nos presentaran en el número anterior tiene por mal hábito meterse donde no debería, como es usual, siempre en busca de lo ajeno, y cuanto más difícil parezca, mejor. Esto ya le ha granjeado la enemistad de algunos mafiosos y perder a su mejor amiga.
Ahora, para peor, pseudo-enamorada de su nuevo compañero de fechorías, "Sparks", una galancito venteañero que la sigue en sus asaltos a casas ajenas.
Entre sexo e incursiones nocturnas, esta pareja se verá de bruces con un enviado de "La Garra", aquella organización mítica milenaria que supiera ser quien tirara de los hilos de Gotham, y defendiendo a uno de los criminales menos pensados.
También, ya a sabiendas de su lado compasivo presentado en el número 1, vemos su empatía por todos aquellos marginados de la sociedad - como ya aprendimos ella lo fuese -; mendigos y prostitutas encontrarán en Catwoman un defensor sin igual. Es por este lado humano que la señorita Kyle también se verá las caras con un peligroso ser llamado Dollhouse, un psicópata asesino que asola las calles en busca de todo aquel que venda su cuerpo y que nadie echará de menos.
Mientras la historia relacionado a "The Court of Owl" es incidental, más que nada para probar cómo afecta la organización a todos aquellos personajes icónicos de Gotham, la historia de Dollhouse es el meollo del asunto. Y un asunto más digno de Spawn que de Catwoman, muy gore y subido de tono, pero sirve mostrarnos lo sensible que Selina puede llegar a ser, el lado más oscuro de Gotham, y la pasividad de la policía local (cualquier reflejo con la realidad es mera coincidencia).
El arte es muy bueno, sobre todo en los rasgos de la protagonista, aunque puede ser dispar,
Vale la pena la lectura, aunque sería bueno arrancar por el volumen 1, si bien no es imprescindible.
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