Con un pasado poco claro y el voto de silencio, éste "spinoff" de "Codename: Strykeforce" nos cuenta el cómo otros miembros de su órden de asesinos - a la cual ha renunciado - intentan acabar con su vida, mientras Anvil pretendo reclutarlo para servir bajo el mando de la propia Strykeforce.
Con una habilidad que podría hacer recordar a Wolverine, Killrazor puede hacer aparecer cuchillas por cualquier parte de su cuerpo, a costa de quedar con cicatrices que no siempre terminan de cerrar. Además, es un consumado experto en artes marciales, lo cual lo vuelve un arma letal para sus objetivos.
Mientras el texto de Brian J. Green es bastante básico, el arte de Anthony Chun es impecable, con muy fino trazado en los contornos, y un nivel de dinamismo envidiable que lo hacen pertenecer a la élite de Image y estar a la altura de otros grandes como Jim Lee y Billy Tan.
Si, lo reconozco. Es otro comic noventero donde el músculo y la acción importa mucho más que la historia. Bueno, no obstante tiene un lugarcito en mi corazón y era justo que se reseñase. Y sí, el puntaje va por el arte y no el guión.
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